viernes, 14 de marzo de 2014

¡Dios salve a la Reina! Drogas y política en el Reino Unido - UK



Este texto sobre el panorama en UK en cuanto a su historia, política y leyes sobre drogas fue publicado en el mes de Febrero de 2014 en la Revista Yerba
Espero que os guste.

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Regulación y política de drogas 
en el Reino Unido.


Nuestros vecinos de las islas que agrupan a Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte son un caso a tener presente en la futura evolución de las políticas de drogas que se vayan abordando en Europa, dado su peso específico y su posición geopolítica como aliado esencial de los USA y sus políticas globales.

¡God save the Queen! 

Reino Unido tiene una historia peculiar en cuanto a las drogas, que tiene mucho que ver con lo que culturalmente son como pueblo y conservan como tradiciones -y en este bagaje comparten con el español- en lo que a asuntos como el excesivo consumo de alcohol atañen. Tanto consumen (y de una forma tan poco inteligente) que es la primera causa de muerte en varones menores de 50 años. Eso y no haber sufrido una enloquecedora Ley Seca durante una década y media como la Volstead Act en USA -que fue el germen de las primeras narcomafias- es lo que más los separa de sus primos americanos y más les acerca a sus vecinos continentales: les gusta beber y nunca en la era moderna lo han tenido reprimido de alguna forma, hasta ahora.

A lo largo de la historia del siglo XX, el Reino Unido ha ido adoptando aquellas posiciones que surgían de la política norteamericana. Fue uno de los 12 firmantes iniciales -hace un siglo- de la primera resolución con aspiraciones internacionales para el control restrictivo de los estupefacientes, iniciado con la conocida Convención de La Haya prohibiendo cocaína y morfina, y ampliado mundialmente al ser incorporado al Tratado de Versalles con el que se dio por cerrada la Primera Guerra Mundial. 

En el año 1931 la prohibición sigue creciendo a otras sustancias con el tratado promulgado en Ginebra, ampliándose a nuevas variantes químicas de las drogas ya prohibidas, y en el año 1961 se actualiza y consolida como paradigma absoluto con la entrada de la mayoría de los países al tratado de la Convención de Viena, con una actualización propia del Reino Unido -conocida como la Prevention of Misuse Act de 1964- por su epidémico problema de abuso de anfetaminas que despuntaba en aquel país.

Unas así me voy a comer yo el día de mi cumple.


Llegando a la guerra contra las drogas 
como institución y misión moral.


Cuando el asunto se empezó a poner más feo, gracias al enfoque bélico del tema aportado por el esperpéntico Richard Nixon en 1971 al lanzar a nivel mundial la guerra contra las drogas apoyada militar y policialmente, en el Reino Unido sacaron su adaptación de la convención de Viena conocida como la Misuse of Drugs Act o Ley sobre Abuso de Drogas.




Esta ley sienta las lineas generales de clasificación de drogas para su uso médico y traza la linea de aquellas que no tienen cabida -según sus criterios- en la práctica, uso o experimentación con humanos. Al mismo tiempo la ley se aleja de los postulados tradicionales -de claro tinte liberal- que imperaban en el uso y tolerancia de los ciudadanos ingleses, empezando a verse sobreinfluenciada por sus socios de los USA y sus convenciones morales mucho más restrictivas e interventoras en cuestiones de la autonomía del individuo.

Establece 3 categorías generales de sustancias fiscalizadas y una excepcional conocida como temporal. Otra categorías son las drogas de Clase A como heroína, cocaína, crack, LSD, MDMA. La Clase B son el cannabis, las anfetaminas, el metilfenidato que se le da a las personas con trastorno de hiperactividad, y la relativamente nueva metoxetamina o MXE (un pariente de la ketamina).

Hay un hecho diferencial en esta legislación que merece la pena reseñar: cualquier droga de Clase B, si es preparada para ser inyectada como forma de consumo, pasa a ser una droga de Clase A. Algo totalmente único a la hora de clasificar las drogas incluir un criterio que implica a la ruta de administración elegida por el usuario, pero fue la triste respuesta que allí le dieron al incipiente problema de la anfetamina por vía intravenosa.


A lo mejor lo de castigar más duramente los inyectables 
lo hacían para salvar a los deportistas... no? 


Cabe mencionar que no ha servido de mucho esa diferenciación en la ley, porque el uso de drogas por vía intravenosa -no sólo opiáceos- a día de hoy en el Reino Unido es uno de los más altos de toda la Europa occidental.

En la Clase C reposan sustancias como las benzodiacepinas tipo Valium o los esteroides anabolizantes al lado de la ketamina -a la que ahora quieren reclasificar- o el GHB y otros agonistas GABA. Y en la clase temporal, aquellas sustancias prohibidas por la vía rápida mientras son situadas en una de las otras clasificaciones posibles o descartadas para su fiscalización.

Aparte, y mediante leyes de análogos químicos, se han prohibido cientos de posibles sustancias existentes o no -igual que en los USA- según la química iba aportando nuevos compuestos y el público aprendiendo a usarlos para evadir la prohibición sobre otras drogas. Esas medidas se han mostrado muy poco útiles, ya que UK ostenta el dudoso honor de ser el mayor consumidor de los llamados “legal highs” de toda Europa, con el grave riesgo que eso implica para la salud de las personas que buscan evitar sanciones legales y encuentran a cambio serios problemas médicos, como la muerte o serios daños en sus sistemas neurológicos y regulatorios, con las más diversas y desconocidas consecuencias de consumo por ser sustancias inexploradas en su mayoría.

Las sanciones que la ley impone por simple tenencia de algunas drogas como la heroína, la cocaína o la MDMA llegan hasta los 7 años de cárcel, y a sentencias de cadena perpetua si la tenencia era destinada a su distribución. 

Dicha medidas sólo alcanzarían a las drogas de Clase A y a las de clase B cuando van a usarse en modo parenteral (mediante inyección)

En el caso del cannabis, la posesión puede acarrear penas de cárcel de hasta 5 años si es para consumo propio y de hasta 14 si es por tráfico. La misma horquilla sancionadora sirve para las drogas situadas en la Clase Temporal de restricción, como los “legal highs” que van quedando prohibidos con el paso de los años.

Obviamente existen mecanismos de “no aplicación” de la ley sobre el ciudadano corriente -sin seguridad jurídica alguna- con todo su peso ya que, de hacerlo, en poco tiempo no tendrían ciudadanos sobre los que aplicarla que no estuvieran ya pagando multas o cárcel. 

Aún así la tasa de encarcelación en relación a delitos por drogas es tan alta como en el resto de los países que entusiastamente secundaron las ambiciones prohibicionistas de USA y las aspiraciones morales de la ONU de un mundo sin drogas. Y ese hecho es una de las razones que está haciendo que algunas sociedades ya vean el final inevitable de ese sistema de lidiar con las drogas que, queramos o no, existen: no caben más presos, no podemos encarcelar a más gente creando un problema peor que las drogas en sí mismas.



El colapso de la credibilidad 
en la política de drogas oficial.


A la vez que la Misuse of Drugs Act se creó un ente que gestionase los temas de drogas en el Reino Unido, y esa institución fue la “Advisory Council on the Misuse of Drugs” que actúa como consejo consultivo sin carácter vinculante para el gobierno del estado. Sus miembros están nombrados -obviamente- por el gobierno, que pone y quita a su antojo al modo que el Plan Nacional Sobre Drogas va cambiando sus gestores en España. Hasta hace relativamente pocos años, ese organismo se comportó siempre como un acólito de la política de drogas implementada por el estado, aunque por propia definición carecía de un sentido científico en su clasificación y razones para fiscalizar unas drogas y no otras.

Este vídeo es de cómo se rieron 
de todos los políticos y drogabusólogos en UK 
unos ocurrentes periodistas 
con una droga inventada: el CAKE.

La tendencia que durante décadas siguió la institución fue la de alarmar sobre drogas en lugar de educar sobre drogas -al igual que sus homólogas en la mayoría de países- y la realidad ha ido provocando una profunda escisión entre los mensajes de las instituciones del estado manejadas por sucesivos gobiernos y los ciudadanos como simples consumidores de drogas. Al final, las instituciones hablaban pero su mensaje parece no tener efecto sobre una sociedad que cada vez consume más drogas y de una forma menos inteligente, maximizando el daño con un enfoque punitivo.

Ay mi niño!!! Que él nunca ha tomado drogas!!
Obsérvese la carita de ángel que tiene 
y el puestón que lleva en comisaria.


Esa forma de manejar los asuntos de drogas, en el mayor órgano consultivo al respecto, que tenía el Reino Unido llegó a su fin de la mano de un hombre que llegó a la presidencia del mismo en el año 2008. No era un desconocido. Era ni más ni menos que David Nutt: un reputadísimo miembro del mismo órgano con una intensa carrera científica -como psiquiatra y neuropsicofarmacólogo- sobre ciertas drogas, que el año anterior había levantado las ampollas de mucha gente al publicar en “The Lancet” un artículo en el que se proponía un método racional para evaluar los riesgos de todas las drogas existentes y actuar de acuerdo a resultados científicos


Sí, el alcohol causa más daño que 
la ketamina, las anfetaminas, 
las benzodiacepinas, el tabaco (¡¡!!), 
el éxtasis o la LSD. 
Lo digo yo que soy científico 
y para eso estudio, cojones ya!!!


Dicho así puede parecer normal, pero la realidad es que lo que dicho artículo hacía era dejar claro que la política del gobierno en drogas no surgía con el fin de atender la salud pública o con una serie de pasos racionales: las drogas más letales eran legales, algunas que no causaban daños estaban clasificadas en los peores grupos, y las decisiones para incluir o no sustancias en los nichos que había creado la Misuse of Drugs Act eran de carácter puramente político o de intereses económicos, como los de los lobbies del alcohol y del tabaco, que nada tenían que ver con la ciencia.

David Nutt llevaba ya 7 años como máximo responsable de la comisión técnica de dicha institución cuando ascendió a la presidencia. Además de su trabajo con los receptores cerebrales GABA y las variantes de las benzodiacepinas, era el científico que había dejado claro que las decisiones sobre drogas en el Reino Unido se tomaban por criterios que eran totalmente acientíficos, en contra de lo que la mayoría de los ciudadanos podrían esperar. Aquellos trabajos publicados, viniendo de quien venían, suponían un ultraje para el propio gobierno, que veía como su mayor especialista les plantaba cara ante la gente, exigiéndoles que se usasen criterios científicos para desmontar la estructura represiva sobre las drogas.


La gota que colmó el vaso 
es la gota que despertó a la cascada.

En el año 2009, David Nutt se dedicó a decir la verdad sobre ciertas drogas: aceptó como punto de partida que el cannabis no se podía considerar una droga totalmente segura porque ninguna está exenta de riesgos, pero que aún así, la clasificación del cannabis en la actual situación -cazando consumidores de bajo nivel para “protegerlos de ellos mismos”- era un daño a la sociedad. Le frotó lo morros a varios psiquiatras de corte clásico y formación de drogabusólogos en muchas de sus afirmaciones, y la cuestión llegó a verse como un enfrentamiento directo contra el gobierno y sus fuentes.

En ese contexto de tensión porque el organismo encargado de las drogas en Reino Unido no hacía nada bien, Nutt publicó una editorial en la Revista de Psicofarmacología en la que comparaba los accidentes provocados por dos actividades distintas: montar a caballo y tomar MDMA.
Los datos no mentían: montar a caballo provocaba 1 situación de emergencia cada 350 ocasiones, mientras que tomar MDMA creaba dichas situaciones en una proporción de 1 cada 10.000 ocasiones.

¿Es más peligroso montar a caballo que tomar una dosis de MDMA? , lo es.

Esa misma linea de trabajo, estableciendo comparaciones entre los daños reales de las drogas y de actividades lúdicas, cinegéticas o deportivas, lo ha desarrollado en nuestro país el psicólogo Eduardo Hidalgo Downing en su estupendo libro “Hedonismo Sostenible”, de una manera tan abrumadora que no deja lugar a dudas. 

Foto del autor 
que aparece en portada 
de dicho libro. 

Pero David Nutt era el máximo responsable de la parte “científica” de la política de drogas en ese momento, y con esas afirmaciones estaba dejando al gobierno con el culo al aire. La campaña que eso desató en los medios fue intensa y despiadada, haciéndole parecer como un insensible que no tenía respeto por los padres de los fallecidos -supuestamente- por MDMA, en lugar de aceptar lo que él mismo explicó: “la gente tiene que aceptar todas que las actividades cotidianas de su vida llevan un riesgo asociado y lo único que hemos hecho ha sido compararlos dándolos a conocer”.



Todo tienes sus riesgos 
y hasta respirar -o no respirar- 
también nos mata.


Nutt también se enfrentó con el gobierno usando muy duras palabras para describir la aberración que suponía reclasificar el cannabis como droga de Clase C a Clase B (tras 5 años en la clase menos punitiva) y la insensatez general que estaban cometiendo por criterios únicamente políticos y para favorecer los intereses de los mercados de alcohol y tabaco




Así tienen los lobbies 
del tabaco y el alcohol 
a las mariconas de los políticos 
que nos gobiernan. 
Foto real.


Poco después, a finales de octubre de 2009, David Nutt era retirado de la presidencia del organismo en una mezcla de dimisión y renuncia forzada, que abrió aún más el escándalo. Pero él lejos de asustarse, en unos días anunció públicamente que tenía respaldo económico para montar una institución científica no controlada por el gobierno para asuntos de drogas, llamada “Independent Scientific Committee on Drugs”.




Así fue: la salida de Nutt arrastró a varios científicos más de alto nivel que, avergonzados por el comportamiento de su propio gobierno, decidieron irse con Nutt al recién creado comité científico



Esta nota fue la respuesta rápida 
de los científicos serios 
al lameculos político de turno 
cuando les dejaron mirando al Támesis. 

Nutt y sus colegas escenificaron el peor escenario para la política represiva de drogas: un organismo creado por los mejores científicos que, a la vista de la inutilidad de la antigua institución para cumplir sus funciones, iban a estar trabajando para aportar ciencia al futuro de nuestra relación con las drogas... y sin ningún tipo de control político!



El paciente inglés, a día de hoy.


Reino Unido sufre un caso único de bicefalia, informativa y formativa, en el que dos sectores de científicos -agrupados por criterios políticos unos y por criterios científicos los otros- se ven enfrentados en los medios a la hora de dar datos sobre drogas. Existe la rama oficial que desprecia los avances científicos vs. los científicos que desprecian las decisiones políticas

Para animar más el asunto, Nutt y sus colegas en el año 2010 publicaron una valoración de todas las drogas en el plano del daño al propio individuo y el daño causado a la sociedad. Las 2 drogas más peligrosas del estudio resultaban ser el alcohol y el tabaco, como no podía ser de otra forma.



Hola!! Somos nosotros dos, 
tus amigos legales 
el tabaco y el alcohol... 

Viva la política de drogas oficial 
y el coño de la Reina Madre!!

La suma de hechos ha acabado forzando al gobierno inglés a enfrentar el asunto de otra forma y, el nuevo máximo responsable de drogas en el país, el político demócrata liberal Norman Baker, dijo hace unas semanas que el cannabis legal debía ser una opción a considerar y que sus riesgos y daños eran obviamente más bajos que los de drogas como tabaco y alcohol. Una opción, pero no una prioridad.


Lo lleváis claro si pensáis 
que este tipo va a 
legalizar el cannabis en UK. 
Sólo está poniéndose de canto 
para ayudar a que le entre mejor el supositorio.

Resulta obvio que el cannabis ya ha iniciado su propio proceso de regulación e integración normalizada en muchos países, a pesar de sus políticos. Eso no quiere decir que se vayan a denunciar mañana los tratados que no permiten dicho paso, sino que los países se están preparando para hacerlo de forma orquestada. 

Es un primer paso en desmontar el costoso andamiaje de la guerra contra las drogas, pero puede conducir a una situación tan grotesca como estar arreglando goteras menores en el tejado de casa mientras las habitaciones están ardiendo, por la desatención a otras sustancias que realmente sí poseen un nivel de peligro mucho más elevado y que están causando graves daños mientras flotan en el mercado sin regular de drogas.

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PS: Cabe añadir un detalle en que poca gente ha reparado, antes de hacer afirmaciones sobre las tablas de daños  de Nutt, y es lo que él llama Heroína y Cocaína.

Sitúa a la heroína y la cocaína en las dos drogas con mayores peligros, pero no hace hincapié en que ambos se caso se refiere a heroína y cocaína "callejeras" ya que no es aplicable a la heroína farmacéutica o diamorfina que se receta habitualmente en Reino Unido o a la cocaína pura farmacéutica que siguen teniendo disponible en su sistema de salud.

Sin embargo hace esa distinción a la hora de mencionar la metadona: la llama "metadona callejera" (street methadone).  

Por tanto queridos drogabusólogos, contened vuestras campanas porque habría que ver una buena evaluación de los riesgos de cocaína y heroína si fueran puras y legales, y no "street drugs". :) 

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